miércoles, 20 de julio de 2011

Somos las personas "epialgotitas"?

Epifita (del griego epi sobre y phyton planta) se refiere a cualquier planta que crece sobre otro vegetal usándolo solamente como soporte, pero que no lo parasita. Un ejemplo conocido son las orquídeas, que en algunos casos llegan a sofocar hasta tal punto el árbol sobre el que viven que acaban por matarlo. Existen zonas de Tailandia donde las orquídeas son vistas como "malas hierbas" por este motivo. (Aclaración: no todas las orquídeas son epifitas, algunas crecen en tierra, otras sobre piedras -litofitas-, hay incluso una especie que crece bajo tierra. Si se asume que hay más de 20.000 especies descritas, no nos ha de extrañar tal variedad.)

Yo me pregunto: somos las personas también algo similar? No sé, "epiandropitas"? (del griego epi sobre y andros humano)? Necesitamos "sujetarnos" a alguien para vivir? Llegamos a "sofocar" a ese alguien por nuestra falta de auto-sujeción?  El amor -sensu lato- es una necesidad biológica... sabemos gestionar los apegos?

Un poco más lejos: somos "epimititas"?, incluyendo en "mythos" las religiones, las marcas, la ciencia, la tecnología, el poder, el dinero, el sexo...? O "epizootitas", cuando sustituimos a personas por animales. En definitiva, somos "epi-algo-titas"?

martes, 19 de julio de 2011

Otro "Efecto Mariposa"

La mariposa azul gigante, muy apreciada y perseguida, tiene una peculiaridad muy curiosa: en sus alas no hay rastro de ningún pigmento azul. Entonces... por qué es azul? Pues porque en sus alas hay una especie de micro escamas y la separación entre ellas coincide exactamente con la longitud de onda del color azul. Así, la luz incide sobre ella y dichas escamas hacen de "filtro cromático" emitiendo en el espectro visible únicamente el color azul.

Yo me pregunto: tendrá algo que ver la luz en que haya gente que se muestra igual, mejor, o peor, a cómo son bajo las mismas condiciones ambientales. La cuestión, cuando menos, escama.

jueves, 14 de julio de 2011

viernes, 8 de julio de 2011

Hola, está el Sida?

Reverso de una tarjeta de servicios de fontanería, electricidad y esas cosas encontrada en mi buzón:


domingo, 3 de julio de 2011

Unidad 3: Empezar un texto con la frase escogida (Subió la escalera con desgano)

Subió la escalera con desgano. Aquel trozo de papel que atesoraba en el bolsillo del pantalón, y que únicamente contenía un número de teléfono ya memorizado, estaba a punto de cambiar su vida.

Como cada jueves desde hacía veinte años, había vuelto a quel cine. Pero ese día aquella mano tan largamente deseada y anhelada, aquélla y no otra, se había introducido en el bolsillo de su pantalón mientras él, paralizado por un pánico superior a su euforia, fingía estar atento a la pantalla sin poder reaccionar.

Pero no estaba preparado para que la intención de aquella mano no fuele lasciva; únicamente le depositó un trozo de papel con un gesto revestido de sincera ternura.

Con el comportamiento propio de un adolescente salió a toda prisa del cine. Decidió no volver a casa inmediatamente, aunque esa transgresión de la monotonía haría que no pudiese recurrir a ella como la gran aliada de la mentira que es.

-Nada tiene que ser diferente esta vez, nada tiene que ser diferente esta vez, ...-, se repetía a modo de letanía.

Dos horas más tarde se dio por vencido: aquel trozo de papel seguía allí, era tangible, era real; tan real como se sentía él mismo por primera vez en su vida. Aquel trozo de papel se había convertido en una semilla de felicidad y de esperanza que le exigía sinceridad y honestidad.

Llegó a casa. El trozo de papel se hizo aún más pesado al hacerle ver que aquella placa de bronce llevaba veinte años saludándolo con su AVE MARÍA perforado en el metal... que la espigadora de alabastro llevaba ese mismo tiempo pareciendo indicar el camino al comedor con el gesto de su mano derecha.

Entró en la cocina, contempló a su mujer y sintió un enorme dolor al verla también real por primera vez. Estaba muerta, en vida, pero muerta... y la había matado él. -No puedo hacerle esto-, se dijo. Y estaba a punto de ceder cuando aquel trozo de papel dispuso que ese día, a la que pronunciara sus primeras palabras, el semen contenido en su voz dejaría de ser un secreto consentido.

(De un taller literario que hice en ... 2005?) 

Unidad 5: Etablecer relaciones entre un lápiz y una moneda

Tengo treinta y cinco años y todavía sigo haciéndolo a menudo. Tal y como me enseñó mi abuelo cuando todavía me tenía que sentar en sus rodillas para alcanzar la mesa: cojo una hoja de papel, coloco debajo una moneda, y con un lápiz comienzo a pintar encima, sin preocuparme por no respetar el borde. Y siempre se produce el milagro, la magia: ¡aparece la misma imagen que hay en la moneda! Los reversos solían ser más divertidos, aunque yo le llegué a coger cariño a aquella cara regordeta que aparecía en el anverso de mis monedas de infancia.

Mis hijos tienen más suerte con los reversos: si escogen una moneda italiana, les aparecerá una obra de arte. Si cogen una irlandesa, les aparecerá un arpa...

... y en ningún caso les aparecerá la imagen de un dictador en el anverso.

(De un taller literario que hice en ... 2005?)